viernes, 3 de agosto de 2012

El Ego




El EGO

Antes de empezar a hablar acerca del ego se hace imprescindible la tarea de definirlo. El lector ya se da cuenta de que no es muy fácil de definir exactamente que és el ego, a pesar de que todos tenemos una idea general. Para empezar me parece apropiado empezar por la definición que da la psicología.

Según la psicología, el ego es, la instancia psíquica a través de la cual el individuo se reconoce como yo y es consciente de su propia identidad. El ego, por lo tanto, es el punto de referencia de los fenómenos físicos, y media entre la realidad del mundo exterior, los ideales del superyó y los instintos del ello.

Casi nada la definición… así no nos aclaramos mucho. Propongo esta otra defición, a mi parecer, mucho más entendible.

“El ego es la individualidad artificial creada por la familia y la sociedad. Tu jaula mental”. (Alejandro Jodorowsky)

En tonces podemos definir al ego como individualidad artificial producto de genética y ambiente. Y aquí es donde, a mi entender, el ego solo vive en este cuerpo que también es producto de genética y ambiente. Esto no tiene nada que ver con el yo del Ser, creador de este cuerpo, su genética y ambiente. Técnicamente el Ser crea  al ego. Estamos ante una paradoja que se resuelve de la siguiente manera. El EGO es El Gran Oponente que tenemos que enfrentar para desarrollar la individualidad auténtica, el conocimiento de uno mismo no puede avanzar sin oposición.
El ego tiene como misión hacerte creer que tú eres él. Impide que puedas graduarte haciendo trampas. Cuando te enfrentas a las voces debes elegir, sólo se puede manifestar un yo, pero escoges entre el Ser y el ego. Este sistema te muestra con toda claridad tu nivel de madurez espiritual.

7 claves para trascender el ego


1. No te ofendas.
      
   La conducta de los demás, lo que te ofende, sólo te debilita. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres.
Es tu ego en plena acción, convenciéndote de que el mundo no debería ser como es. Puedes hacerle caso, darle la razón y charlar con él acerca de la ofensa o puedes dejar de juzgar, convertirte en “disfrutador” (de disfrutar) de la vida y corresponderte con el Ser.
Los horrores del mundo emanan de la identificación colectiva con el ego.

2. No compitas.

Al ego le encanta competir porque quiere medir y dominar continuamente. Todo empieza cuando el ego te dice: “ si no ganas…eres un perdedor”. Desencadenando en tu mente y en tus cuerpo ideas y emociones que evocan fracasos del pasado. Le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores.
Pero es imposible ganar todo el tiempo.
Siempre  habrá  alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte que tú, y siempre volverás a sentirte insignificante y despreciable. Porque tú no eres tus victorias.
No existen perdedores en un mundo en el que todos compartimos la misma fuente de energía. Olvida la necesidad de ganar, no aceptando que lo opuesto de ganar es perder.
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3. No quieras tener razón.     

  El ego es fuente de conflictos y división porque te obliga a contradecir al otro, o hacer que los demás se equivoquen. Cuando eres hostil, te has desconectado del Ser creativo, bondadoso, cariñoso y receptivo, que está libre de ira, resentimiento y amargura. Olvidar la necesidad de tener siempre razón en las discusiones y en las relaciones es como decirle al ego: “No soy tu esclavo. Quiero ofrecer a esta persona la posibilidad de que se sienta mejor diciéndole que tiene razón y darle las gracias por haberme encaminado hacia la verdad”.
 He conocido personas dispuestas a morir antes que dejar de tener razón. He visto cómo acababan relaciones
maravillosas por la necesidad de ciertas personas de llevar siempre la razón. Te propongo que te olvides de esta necesidad del ego, en medio de una discusión, para preguntarte: “¿Qué quiero? ¿Ser feliz o tener razón?”
Cuando eliges el modo feliz, cariñoso y espiritual, se fortalece tu conexión con el Ser y se debilita tu conexión con el ego.

4. No te compares.  

    Comparar implica superior e inferior. Este juego es similar al de ganador/perdedor.
Ser superior no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. No tiene nada que ver con el exterior. Es un crecimiento interno, con constante conciencia de que no hay nadie mejor que nadie, solo diferente desarrollo. Todos tenemos la misión de cumplir la esencia que somos, y tenemos cuanto necesitamos para cumplir ese destino. Nada de esto es posible cuando te consideras superior a los demás.
No valores a los demás basándote en su aspecto, sus logros, posesiones y
otras escalas impuestas por el ego.
 Cuando proyectas sentimientos de superioridad, eso es lo que te devuelven, y te lleva al resentimiento y mostrar hostilidad.
 El ego te dice que eres especial y superior.
El sentirse especial siempre establece  comparaciones. Se produce por una carencia que se ve en el otro y que se mantiene buscando y no  perdiendo de vista todas las carencias que puede percibir. El que es especial siempre se fija en las carencias propias y ajenas porque debe mantener el estatus de especial.

5. No necesitas más.
  
El mantra del ego es más, más, más…
Da igual lo que tengas, lo que logres o ganes, tu ego insistirá en que no es suficiente. Te verás luchando continuamente, llenando un pozo sin fondo.
Irónicamente, cuando dejas de necesitar, te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfecho y en paz.
El Ser está satisfecho de sí mismo, en continua expansión y creación, sin aferrarse a sus creaciones por sus recursos egoístas. Crea y suelta.
Cuando te liberas de la necesidad del ego de tener más, te unificas con el Ser. Creas, atraes lo que deseas hacia ti y lo dejas ir, lo sueltas, sin exigir que se te presente nada más. Al permitir que la abundancia fluya hasta ti y a través de ti, correspondes o sintonizas con el Ser y aseguras que esa energía siga fluyendo.

6. No eres lo que tienes.
   
Puede resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros sois lo mismo.
El Ser escribe toda la música, canta todas las canciones,  construye todos los edificios, es la fuente de todos tus logros. Si  ya oigo las protestas de tu ego, pero todo emana de la misma Fuente.
¡Tú y tu Fuente sois uno y lo mismo!
No eres ese cuerpo y lo que logras con él. Eres el observador que se sienta detrás de tus ojos.
Fíjate en todo y agradece las capacidades que te han sido concedidas, la motivación para lograr cosas y las cosas que has acumulado, pero atribúyele todo el mérito a la Voluntad que te dio la existencia en este cuerpo.
 Cuanto menos necesites atribuirte el mérito de tus logros más conectado estarás.
Cuando te apegas a esos logros y crees que lo estás consiguiendo tú solo, comienzas a luchar y ya no sientes gratitud, sientes orgullo. Empiezas a creer que eres lo que logras.

7. No mantengas ninguna reputación.
    
La fama, prestigio o reputación que tienes no proviene de ti, sino de la mente de los demás y, por tanto, no ejerces ningún control sobre ella. Si te conocen 100 personas, tendrás 100 famas distintas, tantas como personas. La fama es subjetiva.
Conectarse al Ser significa escuchar los dictados de tu corazón y actuar en la dirección que tu voz interior te indica. Si te preocupas demasiado por cómo te van a percibir los demás, te habrás desconectado del Ser y habrás permitido que te guíen las opiniones de los demás.
El ego te insiste en que demuestres a los demás tu superioridad y autoridad, y que dedique tu energía a intentar ganar una fama extraordinaria entre el ego de los demás.
Deja que otros discutan sobre tu fama porque no tiene nada que ver contigo.
Ahora unas enseñanzas del libro tibetano de la vida y de la muerte, una lectura que merece la pena mencionar.

 “P. 156…….Mientras no desenmascaremos al ego, este seguirá engatusándonos…
P.157. Si emprendemos el camino espiritual es para terminar con la grotesca tiranía del ego, pero la capacidad de este para encontrar recursos es casi infinita y en cada etapa es capaz de sabotear y batir nuestro deseo de vernos libres de él. La verdad es sencilla, las enseñanzas son muy claras, pero, como he podido observar con gran tristeza en numerosas ocasiones, en cuanto empiezan a influir en nosotros y a motivarnos, el ego intenta complicarlas porque sabe que lo amenazan en lo más fundamental.
Al principio, cuando empezamos a sentirnos fascinados por el camino espiritual y todas sus posibilidades, hasta es posible que el ego nos aliente: ‘Esto es maravilloso, ¡es justo lo que te conviene! ¡Esta enseñanza es muy sensata!’.
Luego, cuando decimos que queremos probar la práctica de la meditación o hacer un retiro, el ego canturrea: “!Qué gran idea!, Yo también iré contigo. Los  dos podremos aprender algo”. Durante el periodo de luna de miel de nuestro desarrollo espiritual, el ego no cesará de estimularnos: “Es maravilloso. Qué sorprendente, que enriquecedor…..”
Pero cuando entramos en el período que yo llamo de “fregadero de cocina” del camino espiritual, y las enseñanzas empiezan a hacernos profundo efecto, es inevitable que nos veamos cara a cara con la verdad de nosotros mismos. Cuando el ego queda al descubierto, se le pone el dedo en la llaga, comienzan a surgir toda clase de problemas. Es como si nos pusieran delante de un espejo del que no podemos apartar los ojos.
El espejo está absolutamente limpio, pero en él hay un rostro feo e iracundo que nos devuelve la mirada: el nuestro propio. Empezamos a rebelarnos, porque nos disgusta lo que vemos; incluso es posible que nos volvamos contra el espejo y lo rompamos en pedazos, pero sólo conseguiremos que haya cientos de caras feas que siguen mirándonos.
Cuando llega ese momento nos enfurecemos y protestamos amargamente; y ¿dónde está nuestro ego?. Montando guardia fielmente a nuestro lado, azuzándonos: “tienes toda la razón, esto es indignante e insoportable. No tienes por qué aguantarlo”. Y  mientras lo escuchamos cautivados, el yo sigue conjurando todo tipo de dudas y desvaríos emocionales, arrojando leña al fuego. “¿Todavía no te has dado cuenta de que esta enseñanza no es para ti?. ¡Ya te lo había dicho! ¿No ves que este maestro no te conviene? Después de todo, eres una persona occidental moderna, inteligente y culta, y las doctrinas exóticas como el zen, el sufismo, la meditación y el budismo tibetano pertenecen a otras culturas. ¿De  qué te sirve a ti una filosofía que nació en el Himalaya hace dos mil años?”
Mientras el ego contempla regocijado como nos vamos enredando cada vez más en su telaraña, aprovechará el dolor, la soledad y las dificultades que sufrimos cuando empezamos a conocernos a nosotros mismos, para culpar a las enseñanzas e incluso al maestro.
………Sin embargo por mucho que se esfuerce el ego en sabotear el camino espiritual, si nos mantenemos firmes en él y trabajamos a fondo en la práctica de la meditación, poco a poco iremos descubriendo lo embaucados que estábamos con las promesas del ego, sus falsas esperanzas y sus falsos temores. Poco apoco empezamos a comprender que tanto la esperanza como el temor son enemigos de nuestra paz mental; las esperanzas nos engañan y nos dejan vacíos y decepcionados y los temores nos paralizan en la estrecha celda de nuestra falsa identidad. Asimismo vamos viendo cuán absoluto ha sido el dominio del ego sobre nuestra mente y advertimos que el ego, como un timador chiflado, nos ha estado estafando durante muchos años…….”
“El libro tibetano de la vida y de la muerte” Sogyal Rimpoché.



2 comentarios:

  1. Un artículo maravilloso!!!. Muchas gracias por estos regalos que nos haces. Gracias por presentarme un día a mi Ego, por permitirme que ahora poco a poco vaya conociendolo más y de ese modo saber quien soy y quien no soy.

    Te quiero.

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  2. Realmente tu artículo está muy interesante. Estos siete pasos no los había escuchado en otra parte. Te felicito por tu blog. El punto que no había escuchado antes es el 5: No Necesitas más. Me pareció muy interesante y te recomendaría que te explayes más en ese punto en otra entrada, porque la verdad es algo bueno. Un saludo.

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