Se
localiza en la parte superior de la cabeza donde los bebes presentan la
fontanela.
Cuando está activado se visualiza como color
violeta. Aunque frecuentemente se ve de color blanco por su alta vibración.
Está
vinculado elementalmente con la energía y el pensamiento cósmico.
La mente
va asimilando la existencia, confiriéndole sentido, y construyendo el sistema
de creencias. Estos son los programas maestros a partir de los cuales
edificamos la realidad. Por eso, éste chacra es el chacra maestro.
Funciona
como una antena, un receptor de la energía divina que llega a nosotros en la
forma de inspiración, guía y protección. Nos pone en contacto con lo eterno, lo
que no muere, la parte permanente. Es la conciencia de uno mismo y del universo
al mismo tiempo.
El
chacra corona nos regala un estado iluminado de conciencia mientras nos movemos
en la incertidumbre de la vida. Con este chacra abierto y funcionando
correctamente, advertimos y experimentamos la presencia de la guía divina en
todo lo que hacemos. Nos inspira y alienta mientras recorremos el camino que
hemos elegido.
( Nota: no se puede ver más allá de las
elecciones que no entendemos)
La
consciencia, darse cuenta, de que formamos parte del todo y de que el todo es
parte de nosotros se convierte en una realidad experimentable y dinámica cuando
se abre este chacra.
Se abre
tardíamente en la vida, una vez que se ha aprendido la naturaleza espiritual de
la existencia y a ser capaz de afrontar la responsabilidad de ser quién eres.
Cuando
se desarrolla por sus propios medios, la persona está preparada para asimilar
las verdades espirituales y vive libre del ego y receptiva a la voluntad del
Ser. Las personas que siguen un camino espiritual pueden abrir el chacra
viviendo la vida según sus verdades superiores, no las verdades de cualquier
religión o creencia que provenga de otros.
Otra
forma en que se puede abrir este centro es a través de la creatividad. Cuando
encontramos armonía interna a través de la aceptación de un Ser superior, somos
capaces de crear y manifestar esa armonía en el exterior. Este chacra es el
centro de la inspiración, la sanación, la belleza y la serenidad.
La
serenidad es un aspecto importante de este chacra. Es más profunda y duradera que
la calma y nos ofrece paz mental. Nos coloca en el presente y de este modo
cualquier cosa que hagamos estará bien.
No hay
resistencia, ni separación, no tiene importancia donde nos encontremos, ni que
estemos haciendo, estamos viviendo el presente.
La
verdadera serenidad proviene de la aceptación
de los deseos, de las emociones y de la naturaleza de las cosas. Significa
sentirnos cómodos con lo que somos. Este es el chacra que mantiene la comodidad
necesaria para la estabilidad.
Cuando
llevamos una vida consciente, somos seres espirituales. Nos identificamos con
esa parte de nosotros mismos en la que somos uno con el Ser, uno con todo.
Todos
estamos conectados con el Ser, nadie está desconectado de su Ser porque eso
implicaría, no la muerte, la inexistencia. Por tanto si existes es porque estás
conectado al Ser. Otra cosa es que no quieras conocerle, escucharle o saber de
Él.
Es
preciso reconocer al Ser cuando tenemos este nivel de conciencia. Las personas
que están conectadas con el poder superior, saben que cualquier cosa que estén
experimentando ahora, ha sido creado por ellos mismos y materializado por su
Ser divino.
Los
arquetipos, asociados a este chacra son el Gurú y el Egocéntrico.
ABIERTO
Es probable que la persona experimente con frecuencia su espiritualidad en forma muy personal y exclusiva. Esta espiritualidad no se define por dogmas, ni se expresa fácilmente con palabras.
Se trata más
bien de un estado de ser, de un estado de trascendencia de la realidad que
vivimos. Va más allá del mundo físico y crea en el individuo una sensación de
plenitud.
El
título de gurú no solo es
aplicable a un místico que está sentado en la cima de una montaña meditando
sobre la vida. Ese estado lo pueden lograr igualmente aquellos cuyo triunfo es
tan grande como el del egocéntrico.
Sin
embargo, el gurú tiene
una perspectiva expansiva de su situación en el mundo. Puede concentrarse en
objetivos específicos y alcanzables, pero sabe que hay infinitas posibilidades,
más de las que la mente humana puede imaginar, a través de las cuales estos
objetivos podrían realizarse. Por tanto, están abiertos y dispuestos a aceptar
lo inesperado, lo extraño, las coincidencias.
El gurú acepta lo poco que sabe, por lo
que confía en que su conexión con su ser superior le proporcionará siempre el
camino o la respuesta adecuada.
Estos
individuos irradian una calma interior que procede de una aceptación total de
quienes son realmente, sin importarles lo que son. No son seres humanos
intentando ser espirituales, sino seres espirituales aprendiendo las lecciones
emocionales humanas.
Las
personas que viven de acuerdo con la conciencia espiritual superior no suelen
poner sus energías en las luchas por la vida. Se dedican a enseñar, a guiar y a
inspirar a los demás para que encuentren su propia magia y cultiven sus propios
dones. Se esfuerzan por ayudar a los demás a liberarse.
Las
necesidades físicas mundanas de la vida cotidiana son de gran importancia para
sostener a una persona que tiene una conexión con los reinos superiores.
El
aislamiento y las conductas selectivas y exclusivas crean una fuerte sensación
de separación. Sin embargo, a veces las personas que viven principalmente en
los reinos superiores necesitan soledad y privacidad para calmar y proteger sus
delicados sistemas.
Demasiado
abierto
Son personas psicóticas o maníaco depresiva,
con expresión sexual confusa, frustradas, con la sensación de que el poder no
se ha realizado.
CERRADO
Cuando este centro está cerrado, la persona no tiene, probablemente ese sentimiento de existencia, de formar parte de todo, y no entiende de lo que hablan otros cuando se refieren a él.
El
arquetipo disfuncional es el egocéntrico,
que es arrogante y centrado en sí mismo. Su expresión común es "yo creo mi
propia suerte".
Por su concentración total en el mundo
material y en la ilusión de que lo controla, el egocéntrico no tiene conciencia de lo divino, ni relación
alguna con ello.
Estos
adictos del control se consideran totalmente responsables de todos los
beneficios que consiguen en la vida. Ciertamente, su bienestar psicológico
depende en gran parte del éxito material, pues los egocéntricos se identifican exclusivamente con lo que
hacen, no con quienes son.
El
problema es que están tan atareados concentrándose en su destino que se olvidan
de disfrutar del viaje, y su tendencia a la adicción al trabajo a menudo los
deja solos y sin gratificación a los niveles más profundos.
La
perspectiva del mundo que tiene el egocéntrico es mecanicista, pues no tiene
tiempo para nada que no se pueda explicar lógicamente. Por eso no consigue
obtener beneficios de todo lo que de misterioso e inexplicable hay en la vida.
A veces,
quizás muy tarde, cuando los atavíos del éxito, sobre todo el estatus en el
trabajo, ha desaparecido con la jubilación o porque ha perdido el empleo o
porque su salud sufre por causa del estilo de vida que ellos han elegido y
consideran bueno, los egocéntricos
se ven obligados a enfrentarse a su bancarrota espiritual.
La
autodeterminación y el rígido control de su propia vida hace que valoren más el
materialismo, para descubrir (cuando ya no tiene significado), que carecen de
los recursos interiores necesarios para obtener más de la vida.
Bloqueado
Son
personas constantemente agotadas, que no pueden tomar decisiones y no tienen
sentimientos de pertenencia.
Equilibrado
Son
personas magnéticas que logran milagros en la vida, son trascendentes y están
en paz consigo mismos.