No existe una clase de ego bueno, el ego siempre es ego, ni bueno, ni malo. Pero el ego es necesario. Es tan necesario que cuando nacemos en los primeros años de vida nos fabricamos uno, sin este ego no podríamos tomar decisiones, elegir, ser, entender,…, no podríamos crear la realidad. Así de necesario es. ¿Entonces el ego es bueno o malo para mí? Depende de cómo, cuando y para qué lo utilices. Es como todo, bien usado es una herramienta poderosa, mal usado puede destruir y hacer daño.
El ego es una estructura que pretende darnos soporte para poder interactuar y conocer el entorno. Es un sistema que sirve para cumplir un propósito: convertir la energía interna en experiencias.
Por lo tanto es la herramienta que enlaza dos mundos. El mundo del que venimos en el que somos solo energía. Y el mundo de la materia en el que la energía se encarna o materializa. Es el vehículo para que el ser pueda acceder a este plano dimensional.
El ego es el programa que te permite interactuar con el mundo de la forma y la materia.....
Se crea en las primeras experiencias infantiles. La mente crea una personalidad, fabrica un personaje, que no es quien somos, pero necesario para que al experimentarlo descubramos que somos más que eso.
¿Por qué es necesaria la conciencia?
¿Cuál es el problema con el ego?
Cuando se llega a un momento en el que se experimenta una crisis de personalidad donde uno se pregunta ¿Quién soy realmente?, o se reflexiona acerca de algo por lo que hemos estado sufriendo y nos preguntamos ¿Por qué?...
El ego es un producto de la mente, al igual que todo lo que experimentamos, como lo percibimos, lo que sentimos y lo que creemos ser.
Cuando la actividad mental vive a la deriva y no tiene una guía (consciencia) se convierte en un pozo sin fondo. Siempre nos empuja a desear más. Absorbe toda nuestra energía y nos debilita.
No olvidemos que el ego aunque se trate de un producto de la mente, es indispensable para materializar nuestra energía. Sin ego no hay punto de partida, carecemos de enfoque. Por lo que el ego solo se vuelve un problema cuando carece de comprensión.
La persona conforme se va desarrollando también define sus creencias, sus valores y principios que la gobiernan. Nadie se puede salir de esta dinámica. Nadie puede operar sin una identidad.
El ego es algo que no podemos dejar de usar nos da una estructura. El problema está cuando nos identificamos rígidamente con cierto tipo de roles que no están alineados con nuestro núcleo (con nuestro ser, con quienes somos).
Cualquier persona necesita contar con una personalidad para tomar consciencia de su existencia y posteriormente de su ser para poder alinear, equilibrar, centrar lo que siente, piensa, dice y hace.
Siempre que alguien se perciba a sí mismo demandará una identidad.
La mente no puede vivir sin dar sentido a la percepción de su presencia, Tu mente colapsaría. Por eso es necesario el ego.
El ego nos permite conocer nuestro entorno y a nosotros mismos, nos permite expresarnos y dar sentido al mundo que nos rodea.
En todo momento estás eligiendo y decidiendo crear y experimentar algún aspecto de tu identidad… Y son tus aparentes relaciones con los demás las que te permiten conocerte a ti mismo en tu propia experiencia. Una ilusión te hace creer que te relacionas con otros, pero esto no es posible... En todo momento te estás relacionando contigo mismo en presencia de otros.
La gran consciencia te revelará que todo daño recibido es auto infringido porque tú eres el origen de todo cuanto experimentas. Tu mundo físico se nutre de tus emociones. Porque tus emociones determinan como te expresas en la presencia de otros.
La mente es el creador, el ego su creación y las emociones su manifestación o expresión.
La mente y el ego están asociados y son gobernados por el alma. Recordamos que el alma es un gran archivo de información de experiencias que selecciona continuamente aquellas que le interesa manifestar. El alma recoge las emociones experimentadas y supervisa así su propio trabajo, pudiendo hacer los ajustes necesarios.
Cuantas veces has sentido que una canción, la presencia o mirada de alguien te transporta a un recuerdo de otra vida que tratas de reconocer.
Nunca dejas de asumir una identidad, un producto de la mente. No puede dejar de sentir e identificarte con algo, pero si puedes comprender lo que sucede en tu interior para recuperar tu poder de elección.
El problema está en el valor y en la interpretación que damos a esas identidades. Cuanto más nos aferramos a una identidad más rígidos y menos flexibles somos para evolucionar y expresar al ser.
Cuando se llega a un momento en el que se experimenta una crisis de personalidad donde uno se pregunta ¿Quién soy realmente?, o se reflexiona acerca de algo por lo que hemos estado sufriendo y nos preguntamos ¿Por qué?...
El ego es un producto de la mente, al igual que todo lo que experimentamos, como lo percibimos, lo que sentimos y lo que creemos ser.
Cuando la actividad mental vive a la deriva y no tiene una guía (consciencia) se convierte en un pozo sin fondo. Siempre nos empuja a desear más. Absorbe toda nuestra energía y nos debilita.
No olvidemos que el ego aunque se trate de un producto de la mente, es indispensable para materializar nuestra energía. Sin ego no hay punto de partida, carecemos de enfoque. Por lo que el ego solo se vuelve un problema cuando carece de comprensión.
La persona conforme se va desarrollando también define sus creencias, sus valores y principios que la gobiernan. Nadie se puede salir de esta dinámica. Nadie puede operar sin una identidad.
El ego es algo que no podemos dejar de usar nos da una estructura. El problema está cuando nos identificamos rígidamente con cierto tipo de roles que no están alineados con nuestro núcleo (con nuestro ser, con quienes somos).
Cualquier persona necesita contar con una personalidad para tomar consciencia de su existencia y posteriormente de su ser para poder alinear, equilibrar, centrar lo que siente, piensa, dice y hace.
Siempre que alguien se perciba a sí mismo demandará una identidad.
La mente no puede vivir sin dar sentido a la percepción de su presencia, Tu mente colapsaría. Por eso es necesario el ego.
El ego nos permite conocer nuestro entorno y a nosotros mismos, nos permite expresarnos y dar sentido al mundo que nos rodea.
En todo momento estás eligiendo y decidiendo crear y experimentar algún aspecto de tu identidad… Y son tus aparentes relaciones con los demás las que te permiten conocerte a ti mismo en tu propia experiencia. Una ilusión te hace creer que te relacionas con otros, pero esto no es posible... En todo momento te estás relacionando contigo mismo en presencia de otros.
La gran consciencia te revelará que todo daño recibido es auto infringido porque tú eres el origen de todo cuanto experimentas. Tu mundo físico se nutre de tus emociones. Porque tus emociones determinan como te expresas en la presencia de otros.
La mente es el creador, el ego su creación y las emociones su manifestación o expresión.
La mente y el ego están asociados y son gobernados por el alma. Recordamos que el alma es un gran archivo de información de experiencias que selecciona continuamente aquellas que le interesa manifestar. El alma recoge las emociones experimentadas y supervisa así su propio trabajo, pudiendo hacer los ajustes necesarios.
Cuantas veces has sentido que una canción, la presencia o mirada de alguien te transporta a un recuerdo de otra vida que tratas de reconocer.
Nunca dejas de asumir una identidad, un producto de la mente. No puede dejar de sentir e identificarte con algo, pero si puedes comprender lo que sucede en tu interior para recuperar tu poder de elección.
El problema está en el valor y en la interpretación que damos a esas identidades. Cuanto más nos aferramos a una identidad más rígidos y menos flexibles somos para evolucionar y expresar al ser.
Vives
en una prisión creada por la mente, ella se ha encargado de que parezca
muy real, no tienes referencias, ni experiencias o percepciones que
sostengan lo contrario. Solo conoces una cara de la moneda.
...Continuará en una segunda parte...
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